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sábado, 26 de octubre de 2013

Valencia

Tomás López Enguídanos (1773-1814).
Ataque de Valencia. Valencia derrota delante de sus
murallas al Mariscal Moncey, y le pone en vergonzosa fuga.
Vicente Lopez Portaña,datable entre 1808 y 1810.
Publicada en la obra de Martínez Colomer.
Biblioteca de Fernando Goberna Ortiz. Ayelo de Malferit.
(Valencia).


Vista interior de la defensa de la Puerta de Quarte, que dirigió el brigadier José Luciano Baciero, barón de Petrés. La defensa se articuló en torno a un destacamento de las Reales Guardias de Corps –recién fugado de Madrid– y un contingente del Cuerpo de Inválidos Hábiles, además de un nutrido grupo de vecinos armados que acudieron voluntariamente a este punto, el más amenazado de la ciudad; pero el nervio de
la defensa fue sin duda la batería de dos piezas del capitán de artillería José Ruiz de Alcalá, que el artista destaca en el centro de la imagen. Se distingue en primer plano y haciendo fuego el cañón de 24 libras que defendía el portal, manejado por el sargento 2.º de artillería Antonio Pedro. La segunda pieza de la batería –un 4 libras mandado por el cabo artillero José Pujante– estaba situada en el interior de las torres, sobre la misma puerta, y no es visible en el grabado. Tal como indica el artista, hubo una tercera pieza en el plano del portal; pero quedó de respeto de la primera, y no llegó a entrar en funcionamiento. La perspectiva de la imagen no permite apreciar las obras defensivas levantadas ante las puertas; pero da constancia de ellas, y de la vigorosa resistencia que encontraron sus atacantes, el jefe de la infantería imperial, general Musnier: «El Señor Mariscal se decidió a ordenar un ataque a viva fuerza contra dichas puertas, en tanto nuestra artillería de reserva hacía un fuego continuado sobre la ciudad con intención de intimidarla. Las tropas avanzaron con admirable compostura y un valor digno de mejor empresa; pero los obstáculos que encontraron fueron insalvables. El terreno delante de las puertas estaba cubierto de caballos de frisa,maderos enormes y cortaduras en el suelo, obstáculos todos dentro del alcance de torres artilladas, así como de barricadas
al pie de los muros que estaban guarnecidas por numerosos tiradores parapetados hasta la barbilla. Nuestros hombres[estaban] expuestos de la cabeza a los pies a un fuego de metralla y de fusilería que les venía por el frente y ambos flancos…» Citado en ARCÓN, “Valencia”, 2008, p. 260.

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