Crónica Negra de España 1 :
Pilar Prades Santamaría (La envenenadora de Valencia).
Nacida en una familia humilde de Bejís en 1928, Pilar, analfabeta y con un carácter introvertido, se traslada con tan sólo 12 años a Valencia para servir, pero no encaja fácilmente en las casas en las que se emplea, hasta que en 1954 entra a trabajar para el matrimonio de Enrique Vilanova y Adela Pascual, que regentan una chacinería en la calle Sagunto de Valencia que les permitía vivir con cierto desahogo en los difíciles años en que España salía de una posguerra de penurias.
Pilar gozaba de la confianza de Enrique y Adela, por lo que la dejaban mucho tiempo sola en la casa disfrutando estando en ella, sin más compañía que los lujos que la rodeaban. Fueron tantas las horas que estaba sola en la vivienda, que comenzó a soñar ser la dueña del hogar de los Vilanova y Pascual, como si fuese la señora de la casa.
Aunque la realidad, y Pilar lo sabía, era muy diferente, ya que la casa pertenecía a los señores, y la señora, quién ella suplantaba en sueños, era la dueña de la casa y del corazón de Enrique, que también Pilar empezó a pensar que debería pertenecerle.
Las largas horas en la casa se las pasaba, una vez terminada la tarea propia, dando paseos por la casa, hasta que un día, mientras los señores estaban en el trabajo, se le ocurrió una solución para conseguir lo que soñaba.
Esta solución apareció en forma de un pequeño frasco. La etiqueta ponía Diluvión, y debajo del nombre, en letras pequeñas, garantizaba que era el remedio más eficaz para eliminar a las hormigas.
El producto contenía arsénico, así que comenzó a suministrar pequeñas dosis del producto anti-hormigas a Adela en los cafés, en la sopa, y bebidas que ingería la señora de la casa. El arsénico del que estaba compuesto el Diluvión comenzó a hacer efecto.
Adela comenzó a sentirse mal, a debilitarse, a perder días de trabajo en su negocio y a permanecer horas en la cama, al cuidado de su asesina Pilar.
Enrique Vilanova, ante el estado de su mujer, comenzó a alarmarse y llamó a un médico, que reconoció a la enferma, sin poder determinar el origen de sus males. Mientras tanto, Pilar, la joven doncella, daba solícitamente sus medicinas, sus comidas y no la descuida ni un momento. Por supuesto, entre tantas atenciones, continuaba suministrándole el veneno.
El doctor, tras unos días sin saber qué hacer, decidió hospitalizarla, Pilar, que había escuchado como se tomaba esta decisión, se apresuró a incrementar la dosis del “anti-hormigas” en las bebidas que daba a Adela, para que no llegara al hospital, lo que en pocos días, mientras Enrique se decidía a ingresarla, la señora empeoró y falleció.
El informe de defunción, en base al reconocimiento de la paciente, determinó que se trataba de una pancreatitis, y que aunque extraña, la enfermedad no se salía de lo normal. De esta manera Pilar se quedó fuera de toda sospecha.
Pero a Pilar se le vino todo el plan a tierra cuando Enrique abandonó la casa, el negocio y a ella la despidió marchándose de Valencia, entristecido por su pérdida de su mujer.
Así que Pilar, lejos de quedarse con el hombre y los bienes de la familia, se quedó sin trabajo y en la calle.
Una mañana, mientras desayuna en la cafetería de costumbre, se encontró con Aurelia Sanz, una cocinera conocida en un domicilio de la calle Isabel La Católica.
En esa casa, del doctor Manuel Berenguer y Carmen Cid, entró a servir Pilar, junto a su nueva amiga.
Aurelia y Pilar comenzaron a salir juntas, a pasear, a bailar, a visitar la ciudad cuando tenían libre.
En uno de esos paseos por la playa de la Malvarrosa conocieron a dos jóvenes, enamorándose ambas del mismo chico.
Pero el chico elegido sólo se fijó en Aurelia, para desencanto de Pilar. Éste hecho hizo que Pilar y Aurelia comenzasen a distanciarse, y Pilar hablaba mal de Aurelia siempre que tenía ocasión.
La mente psicópata de Pilar volvió a pensar en un plan que fue tomando forma. Aurelia comenzó a enfermar con los mismos síntomas que la antigua señora de Pilar. Era el año 1956 cuando el veneno comenzó de nuevo a funcionar. Pero no se limitó a Aurelia, sino que su nueva señora, Carmen, se puso también en el punto de mira de Pilar. Si una vez no consiguió hacerse con la casa, quizás ahora lograra el objetivo.
Mientras, Aurelia la cocinera tenía serios problemas, por lo que el doctor decidió ingresarla en el hospital. Allí, separada de la causa de sus males, su compañera Pilar y su veneno, comenzó a mejorar, pero el daño ya estaba hecho.
El Doctor Berenguer, mientras tanto, llega a una conclusión: el mal podría ser envenenamiento. Lo que hace sospechar más del posible envenenamiento, es que además, Carmen, su mujer, comenzó a sentir los mismos síntomas que Aurelia. En tanto, Pilar continuaba con su plan.
Las casualidades de la enfermedad exactamente igual de la cocinera primero, y de Carmen su mujer después, hizo que el doctor Berenguer investigase con cuidado, llegando a una conclusión y un nombre sospechoso: Pilar Prades.
El Doctor Manuel Berenguer buscó a Enrique Vilanova, de quien sabía que era viudo y que Pilar había trabajado para ella. Una vez localizado Enrique, le convenció para exhumar el cadáver de Adela, y en él hallaron restos de arsénico.
Como remedio inmediato, hizo que Pilar abandonara la casa, en previsión de males mayores y llevó al laboratorio una muestra de la orina de Carmen. El análisis dio contenido del temido arsénico.
Ya no tenía ninguna duda: Pilar Prades había envenenado a su antigua señora, a su compañera Aurelia e intentaba hacer lo mismo con su mujer.
Inmediatamente el Doctor Berenguer denunció a Pilar, que fue detenida en el acto.
Nunca trató de declararse inocente por lo que en el juicio fue declarada culpable y condenada a morir por garrote vil, siendo la última mujer en morir con este cruel método.
Pilar Prades fue la última mujer ejecutada en España con el método del garrote vil el 19 de mayo de 1959, Su verdugo fue Antonio Lopez Sierra,hubo que emborracharlo y tuvo que ser llevado a rastras para cumplir el macabro ritual.
Periodico ABC 1957.
Garrote Vil.
Información extraída de este ENLACE.
Interesante el recordatorio sobre la vida, obra y muerte de Pilar Prades Santamaría, justamente de mi pueblo vecino de Bejís (Castellón)
ResponderEliminarGracias Rafael,entra en la crónica negra,pero forma parte de la memoria en nuestro país.
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