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lunes, 15 de enero de 2018

La tragedia del "Marbel" en 1978.

Crónica Negra de España 52 : 


La tragedia del ´Marbel´
Su naufragio el 29 de enero de 1978 contra las rocas de las Islas Cíes (Pontevedra) se saldó con 27 muertos y nueve supervivientes.

La tragedia del "Marbel" en 1978.

El 31 de enero de 1978, el comandante de Marina de Vigo manifestaba que el Marbel pudo haber hecho más por salvarse. El pesquero congelador había salido de puerto bajo un fuerte temporal con vientos de cien kilómetros por hora y sufrió una avería a la altura de cabo Silleiro que lo dejó a la deriva, siendo arrastrado por el viento hacía las Cíes, contra cuyas rocas lo golpeaba el mar hasta partirlo en dos. Las llamadas de socorro no fueron recibidas por la costera de Vigo, que estaba averiada por el temporal. El naufragio se saldó con 27 fallecidos y nueve supervivientes.

JAVIER MOSQUERA "El buque Marbel pudo hacer más por salvarse", manifestaba el 31 de enero de 1978 el comandante de Marina, capitán de Navío Luis Lago, quien añadía que no era cierto que los prácticos del puerto sugiriesen al capitán del congelador naufragado la noche anterior que no saliesen de Vigo, dado que el pesquero era un barco suficientemente grande y potente como para salir en las condiciones que había.

El barco salió a las cinco de la tarde con 36 hombres a bordo, con la intención de faenar en aguas de Sudáfrica, bajo un fuerte temporal con vientos de 100 km/hora. Cuatro horas después de abandonar puerto, el buque sufrió a la altura de cabo Silleiro, una explosión en la maquinaria quedando a la deriva, siendo arrastrado hacia las islas Cíes contra cuyas rocas el mar lo golpeaba constantemente, hasta partirlo en dos.

La tragedia del "Marbel" en 1978.
Islas Cíes.

Inmediatamente se envió un SOS pero la costera viguesa no lo recibió por encontrarse averiada a consecuencia del temporal y fue la Comandancia de Marina la que recibió el aviso alertando a todos los buques que navegaban por la zona.

La posible obstrucción del circuito de engrase, que originó el agarrotamiento del motor, pudo haber sido la causa más factible de la avería que dejó sin máquina al Marbel. Según esa hipótesis, la falta de lubricación de los pistones del motor originó lo que se conoce como gripado; es decir, un roce excesivo con la camisa, de modo que la biela correspondiente se agarrota y el cigüeñal no puede seguir girando por la fuerza que los demás pistones deben vencer. En este caso se produce une pequeña explosión.

Los técnicos consideraban que si eso sucediera en alta mar o no tan cerca de la de costa, el buque hubiera parado máquinas y reparado tranquilamente la avería, pero, desgraciadamente no pudieron hacerlo.
La tragedia del "Marbel" en 1978.
Islas Cíes.
Imagen: Santiago Boado Aguinaga.

Respecto al remolcador de puerto Elduayen y la posibilidad de que su intervención más rápida hubiese resuelto muchas cosas, el comandante de Marina manifestó que "cualquiera de los buques que estaban ayudando al Marbel tiene mayor potencia que nuestro modesto remolcador."

El Marbel iba dotado con un motor Werspor, fabricado en Vigo, en la factoría de Hijos de J. Barreras en 1969. No era un motor excesivamente revolucionado y tenía una potencia de 2.000 caballos.

Este buque había tenido anteriormente su base en Huelva, pero al ser adquirido por don Domingo González, presidente del Banco de Valladolid, para la flota de una sociedad mixta con la Argentina, fue sometido a revisión y su casco pintado de rojo. En tanto no era enviado a los caladeros australes, iba a realizar una campaña merlucera en Sudáfrica y Vigo sería su puerto de descarga.

La tragedia del "Marbel" en 1978.
Desembarco de los heridos del "Marbel".

Al acceder al buque, los hombres rana pudieron comprobar, a pesar de lo revueltas que se encontraban las aguas y las turbulencias de la zona, que los restos del Marbel se encontraban a unos seis metros de profundidad. Según uno de los buceadores el barco estaba como si lo hubieran desguazado. Restos de sus planchas se extendían sobre el fondo en un amplio radio; el puente, donde se esperaba que quedasen supervivientes estaba totalmente doblado. De ahí las mutilaciones que sufrieron los tripulantes fallecidos. Los hombres rana en su inspección no encontraron rastro de ningún tripulante.

La proa estaba más dañada que la popa. Esa parte era la que mejor se conservaba y se hallaba en posición oblicua al fondo, con una inclinación de unos sesenta grados. El buque estaba partido a la altura del puente.

El naufragio se saldó con 27 fallecidos y nueve supervivientes, constituyendo una de las mayores tragedias en los mares de Galicia.




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