Emma Penella en la película Tres hombres van a morir en 1954.
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Hija del político Ramón Ruiz Alonso y de Magdalena Penella Silva, nieta del compositor Manuel Penella Moreno y bisnieta del también músico Manuel Penella Raga, era hermana de las también actrices Elisa Montés y Terele Pávez y se casó con el productor de cine Emiliano Piedra. Además, era tía de la actriz Emma Ozores (hija de su hermana Elisa y del actor Antonio Ozores).
Actriz de marcada personalidad y prestigio desde la década de 1950, triunfó en cine gracias a películas como El verdugo, de Luis García Berlanga y mantuvo una intensa actividad teatral. Renovó su popularidad en sus últimos años participando en las series de televisión Aquí no hay quien viva (2003-2006) y La que se avecina (2007).
En un principio la familia se opuso a que Emma se dedicase a la interpretación aunque al final lo consintió y, tras abandonar sus estudios de Bachillerato, se incorporó al Teatro María Guerrero como meritoria. En 1949 participó en la película La duquesa de Benamejí, de Luis Lucia, como doble de luces de Amparo Rivelles. Durante los primeros años cincuenta compaginó su trabajo en algunas funciones de teatro con varias películas en las que fue doblada, ya que los nódulos que tenía en la garganta le hacían tener una voz no acorde con los gustos de la época, razón por la cual sería operada varias veces a lo largo de su vida, aunque sin llegar a solucionar el problema, que por otro lado se convertiría en una de sus señas de identidad.
En la película Fedra en 1956.
Con Los ojos dejan huellas (1952), de José Luis Sáenz de Heredia, le llega su primera gran oportunidad en el cine, a la que seguirían películas como Carne de horca, Cómicos (donde Juan Antonio Bardem utiliza por primera vez su voz real), Los peces rojos o Fedra, de Manuel Mur Oti, que fue un escándalo en la época por el erotismo mostrado por Penella, algo común a otras películas de esa primera etapa, como La cuarta ventana (1963), única que protagoniza junto a sus dos hermanas.
En la película Fedra en 1956.
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Ese mismo año Luis García Berlanga le brindó la oportunidad de aparecer en El verdugo, su papel cinematográfico más celebrado. La cinta se proyectó en el Festival de Cine de Venecia y los organizadores ordenaron que la actriz entrara al Lido por la puerta trasera debido a la desaprobación de la comunidad internacional hacia el Franquismo. Penella se negó y apareció por la puerta principal del recinto.
En 1966 participa en la película La busca, de Angelino Fons. Por esos años se casó con el productor Emiliano Piedra, lo que le permitió ofrecer papeles a actores como Pilar Bardem. El matrimonio tendría tres hijas: Emma, Lola y Emiliana.
En la película La Paloma en 1957.
Desde 1969 Emma espació más sus intervenciones, participando en películas producidas por su marido, como Fortunata y Jacinta y La primera entrega, de Fons, y La Regenta, de Gonzalo Suárez, sus personajes más relevantes de esa época. Tras esta película se apartaría del mundo del cine durante más de una década.
En la película Un marido de ida y vuelta en 1957.
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Finalizada la Transición, apareció en varios papeles de reparto a las órdenes de Francisco Regueiro (Padre Nuestro) y Carlos Saura (El amor brujo) y protagonizó la película de Eloy de la Iglesia La estanquera de Vallecas, convirtiéndose en actriz fetiche de este director y quedando asociada a un cine de temática transgresora. También en la década de 1980 regresó al teatro para desarrollar una intensa actividad. En 1991 falleció su marido, Emiliano Piedra, para quien recogió un Goya de Honor póstumo en 1992. En 1993 se despidió de las tablas con El enfermo imaginario, de Molière.
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Cuando disfrutaba de un retiro solo interrumpido esporádicamente, como en la película Pídele cuentas al Rey, la directora de casting Elena Arnao la visitó en 2003 en su casa para interesarse por su estado de salud. En respuesta, Emma bailó una jota para ella y aceptó un papel en la serie de televisión Aquí no hay quien viva (Antena 3), obteniendo una gran popularidad interpretando a Concha, una pensionista malhumorada, rácana y cotilla. El personaje, que formaba el trío apodado como "Radiopatio" junto a los de Mariví Bilbao y Gemma Cuervo, se hizo famosa por su frase "Váyase, señor Cuesta, ¡vayase!", que repetía constantemente al personaje interpretado por José Luis Gil y que parodiaba la frase "Váyase, señor González", que el expresidente del gobierno José María Aznar solía dirigir a su antecesor en el cargo Felipe González.
Mariví Bilbao, Gemma Cuervo y Emma Penella en 'Aquí no hay quién viva'.
Descubierta así por el público más joven, en 2004 participa en el doblaje al español de la película de animación Los increíbles y al año siguiente, animada por su compañero José Luis Gil, lo hace en la española El sueño de una noche de San Juan.
En 2007 comenzó a trabajar en una nueva serie, La que se avecina (Telecinco), heredera directa de Aquí no hay quien viva. En ella interpretaba a Doña Charo de la Vega, una pensionista, farmacéutica aficionada y madre de Araceli que guarda toda clase de medicamentos y que se muestra constantemente descontenta con la nueva vivienda que su yerno Enrique ha adquirido. Durante los últimos meses de rodaje la salud de la actriz se resintió, por lo que la productora decidió darle un descanso utilizando, para justificar la ausencia del personaje, el habitual recurso de "irse de vacaciones al pueblo".
La actriz falleció el 27 de agosto de 2007 a la edad de 76 años, después de una insuficiencia renal y cardíaca, producida por una septicemia ocasionada por la diabetes que padecía desde años atrás. Fue enterrada en el Cementerio de la Almudena de Madrid al día siguiente, aniversario de la muerte de su marido. Ese mismo año, a título póstumo, recibió, en el marco del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, el premio Ciudad de Huelva, que reunió en recuerdo suyo a su hermana Terele Pávez y a su hija Emiliana, además de amigos y compañeros de profesión.
En el capítulo de la segunda temporada de La que se avecina: "Un soltero, un yogur con fibra y un nuevo presidente", el personaje interpretado por José Luis Gil le rinde un pequeño homenaje póstumo al decir que echa de menos a su suegra, el personaje que encarnaba Emma Penella.
El 27 de junio de 2011 se inauguró el Paseo de la Fama de Madrid en el que Emma tiene una estrella.
Información extraída de este enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Emma_Penella
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