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martes, 2 de octubre de 2018

Manuel Blanco Romasanta (El Hombre Lobo de Allariz).

Crónica Negra de España 68: 


Manuel Blanco Romasanta, nacido/a Manuela (aldea de Regueiro, Esgos, Orense, 18 de noviembre de 1809 - † Ceuta, 14 de diciembre de 1863) fue un/a psicópata criminal español/a de sexo indeterminado. 
Autor confeso de 13 asesinatos durante el siglo XIX, no fue ejecutado al considerarse el único caso documentado de licantropía clínica (refiriéndose a la enfermedad mental, no al ser mitológico). Conocido como El Hombre Lobo de Allariz es considerado como una representación real del Sacamantecas u Hombre del Saco.

Manuel Blanco Romasanta (El Hombre Lobo de Allariz).
Manuel Blanco Romasanta,según un dibujo del diario la ilustración,de la época.

Manuel Blanco Romasanta nació el 18 de noviembre de 1809 en la aldea de Regueiro, Esgos, Orense, Galicia, España, en su partida de nacimiento figura consignado así, pues se creyó que era una niña,y fue criada como tal durante sus primeros años, hasta que ocho años más tarde su certificado de nacimiento fue modificado para que figurase como Manuel.
Fue uno de los cinco hijos de Miguel Blanco y María Romasanta. 
Era de aspecto físico normal, aunque más bajo que la media, dicen que medía sobre 137 cm,rubio y de facciones suaves o femeninas, descritas por algunos historiadores como "tiernas".

Considerado instruido para la época, pues sabía leer y escribir, además cosía y bordaba, por lo que trabajó como modista. 
Contrajo matrimonio a los 22 años, pero su esposa falleció al año siguiente, al parecer no tuvo participación en su muerte.

Manuel Blanco Romasanta (El Hombre Lobo de Allariz).

Tras enviudar, en 1833 decidió dejar la vida sedentaria y empezó a dedicarse a la venta ambulante, trasladándose para ello durante los primeros años por la zona de Esgos y posteriormente abarcando toda Galicia.

La primera acusación de asesinato le llegaría en 1844 por la muerte cerca de Ponferrada de Vicente Fernández, un alguacil de León que pretendía cobrarle una deuda. 
Tras ser condenado en rebeldía a 10 años de prisión, consiguió escaparse a un refugio en el pueblo abandonado de Ermida. 
Allí convivió con el ganado durante meses.

Volvió a aparecer en público bajo la falsa identidad de Antonio Gómez, esta vez en Rebordechao, mezclándose poco a poco con la población local, y estableciendo progresivamente relaciones personales, ganó en especial la confianza y amistad de las mujeres. 
Llegó a desempeñar el oficio de tejedor considerado propio de las mujeres en aquella época. 
Todo ello hizo que arrastrara cierta fama de "afeminado". Además, continuaba ejerciendo de vendedor ambulante y de acompañante sobre todo para aquellas mujeres que debían atravesar los bosques.

Manuel Blanco Romasanta (El Hombre Lobo de Allariz).


Durante esos años es cuando comenzaron sus asesinatos, que cometía en los bosques de Redondela y Argostios. 
Cometió al menos trece asesinatos, siendo las víctimas siempre mujeres o niños. 
Las desapariciones pasaban desapercibidas, ya que se encargaba de que sus familiares recibieran misivas contando que habían establecido en otros lugares, logrando eludir así la justicia durante años.

Su fama como vendedor de un ungüento de grasa se extendió rápidamente por Galicia, pero lugareños comenzaron a sospechar que estaba compuesto por grasa humana. 
La aparición de algunas pertenencias de los desaparecidos, acrecentaron las sospechas sobre las desapariciones cada vez más comentadas planeó su huida, llegando a salir de Galicia con un pasaporte falso.

En 1852, finalmente se presentó una denuncia en la ciudad de Escalona alegando que un vendedor ambulante engañaba a mujeres y niños para que viajaran con él, y que luego nunca más se sabía de ellos. 
Por ello las autoridades al relacionar más adelante los rumores sobre el vendedor de grasa iniciaron su búsqueda como sospechoso. 
Finalmente fue capturado en Nombela (Toledo) y juzgado en Allariz (Orense), siendo fiscal Manuel Blanco Bastida.

Se le acusó de llevar con él con mentiras y engaños a mujeres y niños para matarlos y sacarles el sebo o unto, y posteriormente venderlo. 
En este litigio en su defensa Blanco Romasanta declaró ser víctima de un sortilegio de una bruja que, según él, le hacía transformase en lobo durante las noches de luna llena.
Y que convertido en lobo, había matado a trece personas por instinto, usando sus patas y dientes para acabar con sus vidas y comerse los restos en compañía de otros.

Manuel Blanco Romasanta (El Hombre Lobo de Allariz).
Fernando Serrulla junto a la reconstrucción facial de Manuel Blanco Romasanta en 2012.
 Nacho Gómez.

La primera vez que me transformé fue en la montaña de Couso. 
Me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. 
De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo. 
Estuve cinco días merodeando con los otros dos, hasta que volví a recuperar mi cuerpo. 
El que usted ve ahora, señor juez. 
Los otros dos lobos venían conmigo, que yo creía que también eran lobos, se cambiaron a forma humana. 
Eran dos valencianos. Uno se llamaba Antonio y el otro don Genaro. 
Y también sufrían una maldición como la mía. 
Durante mucho tiempo salí como lobo con Antonio y don Genaro. Atacamos y nos comimos a varias personas porque teníamos hambre.
Manuel Blanco Romasanta, Causa núm. 1778: Causa contra hombre lobo, juzgados de Allariz (Orense)
Más tarde alegaría que lo que sufría no era una maldición sino una enfermedad. 
Además declaró recordar todo lo sucedido una vez transformado de nuevo en ser humano, lo que fue decisivo para su sentencia. 
La defensa del reo argumentó que no se podía probar un asesinato con una única confesión, aunque ésta fuera la del propio acusado. 
El juicio (conocido como la "causa contra el hombre lobo") duró aproximadamente un año. 
La sentencia llegaría el 6 de abril de 1853, cuando Romasanta contaba cuarenta y cuatro años: se consideró que ni estaba loco ni era idiota o maníaco, y se le condenó al garrote vil por los únicos nueve asesinatos que se le pudieron probar y a pagar una multa de 1000 reales por víctima.

Un hipnólogo francés que había seguido el caso envió una carta al Ministro de Gracia y Justicia en la que expresaba sus dudas acerca de si Romasanta padecía o no licantropía. 
Aseguraba haber curado a otros pacientes con la hipnosis y pedía que, antes de ejecutarlo, le dejaran hipnotizarlo. 
También solicitó la intervención de la reina Isabel II, que a su vez pidió al Tribunal Supremo que revisase el caso. 
Tiempo después, Isabel II firmó una orden para liberar a Romasanta de la pena capital, reduciéndose ésta a la perpetua. 
Murió el 14 de diciembre de 1863 en la prisión de Ceuta de cáncer de estómago y se desconoce dónde han ido a parar sus restos.
Su vida dio lugar a la creación de cantares de ciego, novelas, documentales y películas.
Información extraída de este enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Blanco_Romasanta

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