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martes, 15 de octubre de 2019

Falucho Galgo de 1856 en Rosas (Girona).

Crónica Negra de España 92:


El falucho de primera clase Galgo,perteneciente al apostadero de guardacostas de Barcelona y mandado por el alférez de navío D.Enrique Ponte y Trillo,salió de aquel puerto el 3 de Enero de 1856 con orden para cruzar por 15 días sobre Rosas y cabo Creus.

El resultado fue de dos fallecidos y mas de 40 heridos,dos de ellos muy graves.



Aunque las instrucciones,al indicar la fecha de salida,dejaban al comandante la posibilidad de suspenderla en caso de mal tiempo,y aunque malo era,en efecto en tal momento,aquel pudoroso oficial creyó que podría interpretarse mal su detención,siendo el viento reinante del SO. favorable para su derrota,haciéndose a la mar,en consecuencia,con poca vela y todas las precauciones del caso.
La noche fue oscura y tempestuosa,en términos de no distinguirse la costa,que seguían a corta distancia:descargaban con frecuencia fuertes chubascos de viento y agua,que desorientaron al práctico,y bajo la presión de uno de ellos el buque embarrancó sin que fuera posible distinguir en dónde.
Aferradas las velas,ninguna otra disposición había que tomar,si se exceptúa la de asegurarse cada cual a los cabos,porque la mar rompía contra el falucho,arrebatando los objetos de la cubierta.
Así pasaron la noche,esperando por instantes ver desaparecer bajo los pies el buque,tumbado ya sobre una banda,y deseando con ansia la aparición del día,que vino para mostrarles una playa desierta,de acceso difícil por la resaca.
Perdida la esperanza de auxilio exterior y reconocido el sitio,que era entre los ríos Muga y Fluvia,el comandante pregunto si había alguno que voluntariamente quisiera ganar a nado la playa para intentar la tensión de un cabo o andarivel que sirviera para la salvación de todos.
Cuatro marineros se arrojaron al agua con tan noble objeto,pero ninguno pudo conservar el cabo en la lucha sostenida con la resaca: a duras penas consiguieron sólo alcanzar la playa,dirigiéndose al pueblo inmediato en demanda de auxilio.


En tanto el Galgo daba señales de deshacerse por instantes,con los crujidos de sus miembros y los choques repetidos de la mar.
Ponte no creyó prudente esperar el regreso de los que tomaron tierra; calculó que podrían no encontrar el auxilio que buscaban y tal vez esperaba para los demás el buen éxito alcanzado por los primeros nadadores; animó,pues,a los que con el estaban y ordenó el abandono del buque,que todos hicieron a excepción de cuatro,que por no saber sostenerse en el agua,quedaron amarrados al palo.
El desgraciado comandante calculó mal sus fuerzas,que lo abandonaron,pereciendo en la resaca con un muchacho de corta edad que servia en el falucho.
Los demás ganaron la tierra aunque malheridos y magullados algunos,y llegando por la tarde el ayudante de marina del distrito,el alcalde y cura del pueblo con algunos matriculados y carabineros,se salvaron los cuatro individuos que habían quedado a bordo,y se atendió a las necesidades de los náufragos,desnudos y extenuados.
El vapor Lepanto los recogió después en Rosas,en numero de 48,dejando en el hospital,en estado grave,al practicante y un marinero.
El Almirantazgo,con vista de la sumaria formada sobre el siniestro juzgó que la perdida del Galgo debía conceptuarse irremediable; pero que su salida del puerto de Barcelona fue inoportuna,no pronunciando cargo contra el comandante,porque la pérdida de su vida lo hacia desgraciadamente innecesario.



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