Federico Martín Bahamontes en su época de repartidor de fruta en septiembre de 1949.
Colección de Luis Alba.
Alejandro Martín Bahamontes (Santo Domingo-Caudilla, Toledo, 9 de julio de 1928-Valladolid, 8 de agosto de 2023), conocido como Federico Martín Bahamontes, apodado El Águila de Toledo y anteriormente El Lechuga.
Bahamontes es el decano de todos los vencedores vivos del Tour de Francia, la carrera que conquistó en 1959 y que lo convirtió en pionero para España. Como bien escribió José Carlos Carabias, “Bahamontes representa un viaje al centro de la vida, al pasado de un país, a la guerra, el hambre y el deporte que se practicaba por rabia y honor. Un embajador del ciclismo y del Tour”.
Federico Martín Bahamontes ascendiendo el monte Galibier el 28 de julio de 1954 (AP Photo - Str).
Su manera épica de entender el ciclismo, constantemente al ataque, sin importar la distancia a meta, definió el estilo del “Águila de Toledo”.
Instalado con su familia desde 1929 en el Cigarral de Montoya, donde sus padres ejercían de guardeses, el pequeño Fede acudió al colegio de Tavera. Amenazados de muerte por la CNT al estallar la guerra civil (su padre se negó a entregar el aceite del cigarral a los milicianos), se ven obligados a desplazarse a Madrid. Allí, su padre fue llamado a filas en el ejército republicano, por lo que Federico queda viviendo en un bajo junto a su madre, hermanas y una tía en la Calle General Mola. De allí pasaron a vivir en Villarrubia de Santiago, donde su padre ya pudo vivir con ellos al haber ascendido a cabo de intendencia del ejército republicano. Al finalizar la guerra compran una mula y un carro y regresan a Toledo donde toda la familia trabaja como campesinos en la finca «Loches».
Superó unas fiebres tifoideas en 1945, con 17 años, contraídas al ser picado por un mosquito al esconderse de la pareja de la guardia civil, que vigilaba el estraperlo, en unas aguas estancadas bajo el Puente del Guajaraz. Perdió el pelo por completo y llegó a pesar menos de 40 kg. Al superar la enfermedad fue cuando nació su característico pelo ondulado, que era liso con anterioridad.
Federico Martín Bahamontes junto a Fausto Coppi durante el Tour de Francia de 1959.
Tuvo que trabajar desde niño: ejerciendo de «mochuelo» (el jornalero que varea las ramas interiores de las olivas encaramado al árbol), segando y trillando cereal en la Quinta de Mirabel, aprendiz de carpintero, cuidando vacas y una huerta en la finca «Loches» junto al Cerro de los Palos, acarreando arena desde Valparaíso para los primeros bloques de la Reconquista, cogiendo ladrillos entre los escombros de las ruinas del entorno del Alcázar para construir la casa de sus padres junto al Convento de San Pablo, o cargando fruta en el mercado de abastos, además de algunas aventuras en el estraperlo. Para Fede, su mejor maestro fue el hambre.
Compró su primera bicicleta a un herrero por 30 duros: “Estaba colgada en un gancho de la fragua y no tenía cambios. Me apunté a una carrera en Menasalbas en 1947, mi primera carrera, y quedé segundo. La primera vez que gané fue en mi segunda carrera (Toledo-Puente del Guadarrama-Cabañas de la Sagra-Toledo) el 18 de julio de 1948.»
Imagenes del homenaje a Federico Bahamontes por la victoria en el Tour de Francia de 1959.
Sus inicios modestos y humildes no le impidieron destacar como aficionado en carreras como la Vuelta a Ávila, la Vuelta a Salamanca, la Vuelta a Albacete o la Vuelta a Madrid. En 1954 comenzó su carrera profesional, compitiendo ese mismo año en el Tour de Francia. Para sorpresa de todos, aquel joven y desconocido toledano consiguió su primer maillot de la montaña, además de protagonizar una de las anécdotas más famosas de la historia del ciclismo. Bahamontes, que había sufrido una avería en los radios de su rueda trasera en pleno ascenso al Col de la Romeyère, decidió detenerse en la cima para esperar al coche de asistencia, aprovechando para tomar un helado. Para Fede, lo importante ya estaba conseguido: había coronado el puerto en cabeza. Para él por entonces solo importaba la montaña.
Sin embargo, una cacería con galgos cerca de Talavera junto a Fausto Coppi le hizo ver el ciclismo de otro modo: el astro italiano le dijo que se centrara en la general, y que la montaña vendría sola. Fede le hizo caso y, 9 meses después, Bahamontes se coronaba en París como el primer español en ganar un Tour.
Durante sus 12 temporadas de profesional, además de su victoria de 1959, Bahamontes subió al podio del Tour de Francia en otras dos ocasiones (segundo en 1963 y tercero en 1964) y una vez al podio de la Vuelta a España (segundo en 1957). Logró once victorias de etapa en Grandes Vueltas: siete en el Tour de Francia, tres en la Vuelta a España y una en el Giro de Italia; haciéndose con el Campeonato de España de Ciclismo en Ruta en 1958.
Federico Martín Bahamontes ante la estatua de bronce que le homenajea en Toledo.
Foto: Angeles Visdómine EFE.
Como el gran escalador que era, ganó el Gran Premio de la montaña dos veces en la Vuelta a España, una en el Giro de Italia y seis en el Tour de Francia, récord que compartió con el belga Lucien van Impe durante décadas hasta que en 2004 el francés Richard Virenque superó a ambos al ganar su séptimo entorchado.
Después de su retirada, Bahamontes se hizo cargo de la gestión de su tienda de bicicletas y ciclomotores en Toledo a partir de 1966 y se convirtió en organizador de una carrera ciclista, la Vuelta a Toledo. Bahamontes afirma que no volvió a subirse de nuevo en una bicicleta después del final de su carrera, excepto en un homenaje fúnebre a Luis Ocaña, ganador del Tour de Francia 1973 que se suicidó en 1994. Sin embargo, esta actitud testimonia un profundo compromiso con el ciclismo. Sobre su carrera, dijo en 2009: "Sigo las carreras de hoy en día, para ver donde estuve, se me pone la piel de gallina y soy feliz."
Federico Martín Bahamontes con el maillot amarillo del Tour de 1959.
A través del Club Peña Bahamontes impulsó y dirigió un equipo ciclista profesional, La Casera-Peña Bahamontes y dirigió la Vuelta Ciclista a Toledo durante cincuenta años, hasta 2015.2627 Además, apadrina al Club Ciclista de Navalcarnero.[cita requerida]
En 2004 cerró su tienda de bicicletas de la plaza de la Magdalena de Toledo, después de cuarenta y cinco años abierta al público.
Permaneció unido desde el 3 de noviembre de 1956, fecha en la que se celebró su boda en la catedral de Toledo,829 con Fermina Aguilar Sánchez, fallecida en 2018. La pareja no tuvo hijos. Desde la pandemia de COVID-19, residía en la localidad terracampina de Villanueva de San Mancio (Valladolid). Falleció el 8 de agosto de 2023 en el Centro Hospitalario Benito Menni de la ciudad de Valladolid.30 El alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, informó de su fallecimiento y decretó dos días de luto en la ciudad de Toledo.
Federico Martín Bahamontes descansa en la posada real de Canal.
El Norte.
En el Tour vivió duelos legendarios con Anquetil, Charly Gaul, Louison Bobet, Darrigade, Kubler, Koblet, Bartali o Coppi, todos ellos leyendas del ciclismo.
Federico Martín Bahamontes es y será uno de los emblemas de España y de Toledo. Ha pasado a la historia como uno de los mitos del ciclismo mundial y a partir de hoy, con la inauguración de su escultura, estará presente en la historia de una Ciudad que agranda su leyenda gracias a figuras como Fede.
Información extraida de estos enlaces: https://bahamontes.es/biografia/
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